26 de febrero de 2006

Un gato mira a través de una ventana, sentado y solo sobre una silla vieja. Es de día, cuelga una bolsa detrás, no hay sonido, ni tensión.
No se sabe si quiere adivinar que pasa afuera o si está mirando su reflejo.
La confusión surge tantas veces...
A menudo se mezclan la historia y la leyenda, el fondo con la forma, lo pleno con el vicio.
Lo único que se sabe, claro, es que los felinos muy pocas veces observan otra cosa que no sea a ellos mismos.

2 Comments:

Blogger Melina said...

El afuera... Los demás... Nuestro Palacio de La Risa, Caro. Ojalá el viajecito por las ventanas y su desfile de reflejos deformes siempre pudiera terminar en carcajada, no? Cuántas veces dan ganas de gritar "¡¡YO NO SOY ESE MONSTRUO!!"...

5:17 p. m.  
Blogger Carolina said...

Por eso admiro tanto a Andresito: todo el tiempo es él.

11:53 p. m.  

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